Monday, September 12, 2005

La excelsa Diva

Pues no es por presumir pero yo conocí y traté personalmente a la máxima gloria del teatro que ha tenido México. Estoy hablando de Doña María Teresa Montoya.
Fué en Febrero de 1959 en Culiacán.
El día 14 de ese mes se celebra el "Día del Telegrafista". Ya estaba todo organizado, el salón para la cena y el baile, la música,las bebidas, la cena, todo pues. Pero andale que un mensajero que se las daba de intelectual supo que estaba en la ciudad la señora Montoya y que el día 15 presentaba una obra en el teatro del lugar y casi exigió que se le invitara "para dar categoría" a nuestro festejo.
Fuimos comisionados para hacer la invitación personalmente su servidor y Manuel Robles Farías (a) "El Mochomo" (especie de hormiga muy perjuiciosa de por aquellos rumbos).
Era este Manuel un soberano barbaján oriundo de Coquimatlán Colima, tan inculto como entrañable amigo, tan iletrado como excelente operador telegrafista y tan lépero como sincero y solidario compañero.
Fuimos pues al hotel a cumplir nuestro encargo. Nos atendió un señoritingo muy acicalado y amanerado.
¿Son ustedes los que buscan a la Señora? nos dijo midiéndonos de arriba a abajo con la mirada.
Si, verá usted -me adelanté- nos gustaría que la señora Montoya nos acompañara mañana en la noche en nuestro festejo anual con motivo del día del Telegrafista....y entonces sucedió.
-Si guerito, digale a la doña que va a estar buena la movida, ya está lista la tragazón y el chupe y a ver si entre pieza y pieza del baile nos canta una cancioncita, dijo con su bendita espontaneidad el Mochomo.
Aquel maniquí fue cambiando a un color tornasolado, con los puños apretados nos fulminó con una mirada que yo sentí como pedrada, con un rictus de desprecio en los labios bramó: "¡¡LA SEÑORA MONTOYA NO CANTA""!! y dando una media vuelta que por su rapidez y precisión pudiera considerarse de corte militar, se perdió por el pasillo.
Como toda una señora la Montoya estuvo puntual, acompañó en la mesa de honor a otras personalidades invitadas, cenó y con su experiencia y sensibilidad nos dirigió unas palabras de felicitación y agradecimiento que nos conmovieron. Antes del baile se retiró enmedio de un prolongado y sincero aplauso.
Pero faltaba la opinión del Mochomo. Cuando no.......

¿Y para esto tanto pedo?

Don Isra..