Sunday, February 19, 2006

Si en el reparto te toco limón, haz limonada.....

En otras vacaciones, ya en la secundaria, me consiguieron chamba de recogedor de limones en una huerta allá por el rumbo de la estación.

Se trataba de acarrear a puro lomo los canastos de limón desde donde estaba el corte hasta la entrada de la huerta para que los vaciaran en una troquilla destartalada.

Era una huerta grande sembrada con plantas de camote y en el trayecto había que sortear las guías que se enredaban en los pies y te hacían tropezar.

El cortador era un viejillo moreno y chaparrito con un sombrero apachurrado, pantalón de mezclilla doblado en los tobillos, guaraches que seguramente no se quitaba ni para dormir a juzgar por las correas que ya parecían parte de su piel, uñas gruesas dobladas en todos los dedos hacia abajo y una chamarra o camisa de tela y color indefinidos por años de uso. Se llamaba Don Fermín y tenía un genio de todos los demonios.
¡¡¡ Iralos, parece que tráin rastras en las patas ¡¡¡ nos gritaba enojadísimo cuando nos tropezábamos con las guías de las plantas de camote. Y mientras recogíamos los limones para volver a llenar la canasta se daba vuelo recetandole al caído su amplio repertorio de improperios. Pero la venganza se acercaba........

En los limoneros se anidaban unas avispas prietas rayadas de amarillo chiquitas pero bravas como ellas solas. Hacían sus nidos (guarichos les decían) pegados a una rama y Don Fermín tenía que hacer el corte con mucho cuidado para no aloborotarles porque sino........
En una de esas, estaba el viejillo con mucho tiento cortando, cuando sabrá Dios de donde salió un limonazo que pegó en el mero guaricho. Primero un zumbido amenazador que iba en aumento, luego un hilillo de avispas que salía del nido y luego....¡¡A correr!!!. Nos tiramos al suelo de panza cubriéndonos la cabeza con las manos y con guías de camote mientras la de Don Fermín desaparecía envuelta un torbellino zumbante de insectos enfurecidos; creo que ni el sombrero se le veía.

Nos corrieron y no nos pagaron, pero entre carcajadas nos dimos por bien servidos.

Don Isra..

Sunday, February 05, 2006

A lomo de burro

En otras vacaciones trabajé haciendo ladrillos de mosaico. Era ayudante de Don Juan al que le decían "El burro". En los pueblos casi todo mundo tiene apodo y alcanza para la familia, asi que la esposa de don Juan era la burra y Javier y Tere eran simplemente "los hijos de la burra".
A nosotros como mi padre era el administrador de Correos nos decían "los del correo".

A mi me tocaba barrer el taller,limpiar la caja y el plato que era donde se ponía primero lo que sería la cara del ladrillo, si era de colores o con figuras o veteado de dos o más tintas. Luego venía el cemento con arena, se metía en una prensa manual y entonces me colgaba del tubo que servía de palanca hasta que "el burro" decía "ya".
Con mucho cuidado sacaba el nuevo ladrillo de la caja y lo acomodaba en unas rejas de madera. Y el que sigue. Asi desde las nueve de la mañana hasta como a las cuatro de la tarde.
Ahi si me pagaban. Un peso diario.

La trabajada estaba en un tejabán al fondo de una casa. Nunca supe si "el burro" rentaba aquel espacio y el negocio era suyo o de los dueños del lugar, porque él no vivía ahi.

La señora de la casa, era una gorda trenzona que diario andaba muy limpia, la casita tambien relucía de aseada, y había en el ambiente un raro olorcillo perfumado.

A veces cuando andaba con la carretilla acarreando la arena de la calle al taller, entrababa gente a la que la gorda saludaba muy ceremoniosamente y se metían a un cuartito que estaba en el patio. Se oía el rumor como de rezos y cánticos.

Resulta que la señora era curandera y hacía "limpias" con ramas, huevos, aceites y perfumes.

Me hubiera hecho yo una. No, yo no creía no creo en esas vaciladas.

Don Isra..