Sunday, May 28, 2006

Su atencion por favor.....

En lo de la cobrada de los camiones si le batallé.
Como que era una chamba para mayores y yo rondaría los 16 años. Había que subir la carga a la parrilla y a veces eran cosas muy pesadas. Casi diario de Ameca mandaban a Guadalajara como cuatro o cinco cajas de quesos frescos y pesaban unos treinta o cuarenta kilos cada una; o al menos a mi se me hacía. En el camino a veces tenía que subir costales de maíz o alguna otra carga de los rancheros que no se acomedían a ayudarme pues decían que:"Pá eso le pagamos" y ahi estoy pujandole, mientras el chofer me apuraba con gritos y acelerones. Y ya en Guadalajara a descargar. Orale rapidito porque había que sacar la vuelta. Hacíamos tres o cuatro viajes por día. Me pagaban a cuatro pesos la vuelta. Apenas sacaba para comer tacos a la carrerita en unos puestos de fritangas que había afuera de la central Camionera. Ya los quitaron porque una mezcla de olores a chicharrón y caño tapado.Ah¡ pues fue en esas comidas que me conseguí una colitis que todavía me acompaña.
Cuando nos tocaba quedarnos en Guadalajara, el chofer se iba a dormir a casa de unos parientes y yo me hacía bolita en el asiento de mero atrás. Pero antes tenía que lavar el camíon para que estuviera listo en la primera salida que tocaba a las seis de la mañana. Dentro de la central había gasolinera y lavado de autobuses, pero había que pagar la lavada y yo pos de donde. A veces los trabajadores de la lavada me prestaban una manguera para que acabara yo más pronto, porque si no a pura cubeta y franela.
Nomás de estarme acordando ya me cansé. Luego sigo..

Don Isra..

Sunday, May 21, 2006

¡Ponganse a estudiar vaquetones!

Entre chamba y chamba no dejaba de ir a la oficina de telégrafos a estudiar el sistema Morse. Me encantaba aquel lenguaje sonoro, que causaba admiración e incredulidad entre los no iniciados.
¿A poco le entiendes a eso?
Ejele no es cierto, nomás estás inventando decían.
Llegaba alguna muchacha bonita y luego luego los chícharos (así se les decía a los estudiantes del telégrafo. Nosotros éramos tres).
¡Mira quien llegó! ¿No te gusta? Si pos como no...Y nos soltabamos riendo, mientras la aludida nos miraba sin saber que era el motivo de aquel intercambio de sonidos.
¡Ya los estoy oyendo! Gritaba el Jefe Don Pancho Rosas Ruiz desde su escritorio en otro cuarto.
¡Ponganse a estudiar vaquetones! Y con una media sonrisa volvía a su quehacer en el libro de caja. Era todo un personaje aquel hombrón.
Con la llegada de la automatización, el fax, los celulares y la internet terminó la época romántica del Telégrafo con tantas y tantas anécdotas en todos los campos de la historia del País.

A estas alturas debemos quedar muy pocos morsistas en el mundo, somos como quien dice una especie en extinción.

A mucha honra digo yo.....

Don Isra..

Sunday, May 14, 2006

El comando de Don Chon.

Tendría yo unos quince años cuando entré de cobrador en los camiones de Ameca a Guadalajara. "Autobuses Guadalajara-Puerto Vallarta" se llamaba la línea aunque nomás llegaba a Ameca; más para allá era pura brecha, el único que entraba hasta Mascota era un tal Chon Berumen que hacía el recorrido en un vehículo de los que desechaba el Ejército, una especie de troca a la que llamaban "el Comando de Chon Berumen".
En aquella estramancia llevaba y traía encargos, el correo y pasajeros que por verdaderas urgencias hacían el viaje a ratos arriba a ratos empujando y no pocas veces hasta esperando que bajaran los ríos para poder pasarla.

No me acuerdo si hacía el viaje cada semana o cada quince días, la cosa es que cuando se oía venir el comando con su rechinar de fierros y su motor tosijoso corríamos a la plaza. Nosotros por el correo, otros a recoger algún encargo o a recibir a parientes y la mayoría nomás a curiosear.

Después de sabrá Dios cuantas horas y peripecias bajaban aquellos infelices muy lentamente, con las coyunturas entumidas y sacudiéndose casi con rencor aquel terregal que los acartonaba.

El primer camión que me tocó como cobrador fué el número ocho. Camioncito guajolotero de los que tenían la parrilla para la carga arriba y los asientos de los pasajeros y el chofer eran de tubo y madera forrados de cuero y rellenos con pelos de las peluquerías y hasta de crines de caballos.

Se me fué el espacio con el comando de Chon, luego sigo con lo de mi chamba de cobrador.

Don Isra..