Cuando me he reunido con mis colegas jubilados, me preguntan: ¿Tu no extrañas al telegrafo?.
Y l.a verdad es que no, no lo extraño en lo mas minimo.
Lo que no quiere decir que no lo recuerde con exquisita nostalgia.
Con una sonrisa, evoco los mejores momentos de mi paso por "la hebra" y me invaden el optimismo y la paz.
Y como todo anciano que se respete, sentado a solas en mi sillon, entrelazo las manos sobre mi regazo y cabeceo sabrosamente, hasta que el sonador que reposa en el librero, con su voz metalica me susurra en el oido izquierdo la despedida de reglamento: "Buenas noches compita"
Don Isra.
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