Thursday, July 14, 2005

Todo el monte es oregano.

Hacía doce horas de Guadalajara a Huejuquilla el Alto.
Primero un camión de los Rojos de los Altos, que pasando por Juchipila Zac (mi tierra natal) Jalpa, Huanusco, Tabasco, Villanueva y Zacatecas llegaba a Fresnillo al mediodía.
Ahí tomaba otro de los llamados guajoloteros donde los huicholes que forman la población de aquellos rumbos llevaban costales, gallinas, chiquillos, petates etc. Eran poquitos asientos de modo que ibamos apeñuscados y zarandeados, pues la mayor parte del camino era terracería. Llegabamos por allá a las diez de la noche, todos enterregados y oliendo a perro remojado.
A un viejillo del que nunca supe su nombre le dió por ir diario a la oficina y me entretenía con sus pláticas de los cristeros, de aparecidos y de los amores prohibidos de ciertas señoras muy respetables.
Su reloj para despedirse era la salida de las muchachas de la escuela secundaria que estaba en la misma cuadra.

-Bueno Jefe ya me voy, ya salieron las escuelantas-
Cuando me vine de allá, me regaló un costal lleno de orégano del cerro, que por allá se da mucho.

Se lo agradecí pero intencionalmente lo olvidé en el camioncillo guajolotero al llegar a Fresnillo
¿Que iba yo a hacer con tanto orégano?

Don Isra..

1 comment:

Vida, Arte e Ecologia said...

Don Isra,

México deve ser uma terra maravilhosa, com seus amplos desertos, suas histórias ensolaradas, lutas pelo pão e pela liberdade, sua poesia caliente e sua alma sedenta de vida e mais vida.
Um abraço brasileiro, querido amigo contador de histórias.
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