Sunday, September 09, 2007

Aprendices de asaltante.

De los once asaltos a mano armada que que he sufrido(?) solo tres de ellos tienen algo que merezca contarse. Los otros han sido simples asaltillos con el consabido:"Arriba las manos, esto es un asalto bla, bla,bla....."

A las ocho de la noche tomé el autobús en Lázaro Cárdenas Mich. rumbo a Guadalajara. En Arteaga se bajó un pasajero y aunque el chofer tenía órdenes de no subir a nadie en el camino por lo repetido de los asaltos por aquellos rumbos, se dejó convencer de un par de jovenzuelos que le rogaron y le rogaron dizque porque tenían que entrar temprano a su chamba o a la escuela (no supe) en Nueva Italia.
¡Andele, por favor es que se nos hizo tarde.....!
--Bueno pues, pero uno de ustedes se va hasta atrás y el otro se queda aqui junto a mi, para evitar sorpresitas--
Díjoles el chofer dándoselas de perspicaz y conocedor de las tácticas de los amantes de lo ajeno. Y ahi vamos, unos cabeceando otros roncando y de pronto....

¡¡Pummm!! un balazo dentro del camión y el grito del que iba adelante:¡¡Es un asalto!! ¡Para el camión! '¡No,
no lo pares! ¡Dale aquí a la izquierda! ¡No por la derecha, por aquella brecha! ¡Prende las luces! ¡No, no las prendas todas! ¡Nomás las chiquitas! ¡Esas no! ¡Las del piso!.
El otro asaltante que venía hasta atrás, ya se había incorporadao a la alegata, pero como simple espectador, portando un cuchillito en la mano y esperando seguramente que el camión se detuviera en aquella brecha para comenzar su labor.
Mientras se ponían de acuerdo chofer y asaltantes, nosotros los pasajeros aprovechamos para esconder dinero, relojes, cadenitas, esclavas y cosillas de valor y esperamos paciente y resignadamente ser asaltados por aquel par de ineptos.

Por fín, el autobús se detuvo y en aquella semioscuridad que había ordenado el de la pistola que ahora apuntaba a la cabeza del chofer, el del cuchillo se dedicó a recolectar por riguroso orden numérico de los asientos lo que buenamente habíamos dispuesto que se llevaran. Fué una especie de cooperacha pues....
¡Ah! para esto, el cuchillero al que todos habíamos visto al subirse al camión y rogarle al chofer que los llevara, ya se había puesto un pasamontaña. ¡Haiga cosa! dijera Piporro...

Terminado que hubo el evento, se bajaron y con voz amable le dijeron al conductor:
Ira, siguele por aquí derechito y vas a salir a la carretera eh?

Se perdieron en el monte y volteando hacia nosotros el chofer pregunto: ¿Alguno de ustedes quiere que lleguemos a Nueva Italia a hacer la denuncia?.

¡Dale ya, hombre.Que denuncia ni que denuncia!
Y seguimos el viaje unos roncando y otros cabeceando...

Don Isra..

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