Sunday, May 14, 2006

El comando de Don Chon.

Tendría yo unos quince años cuando entré de cobrador en los camiones de Ameca a Guadalajara. "Autobuses Guadalajara-Puerto Vallarta" se llamaba la línea aunque nomás llegaba a Ameca; más para allá era pura brecha, el único que entraba hasta Mascota era un tal Chon Berumen que hacía el recorrido en un vehículo de los que desechaba el Ejército, una especie de troca a la que llamaban "el Comando de Chon Berumen".
En aquella estramancia llevaba y traía encargos, el correo y pasajeros que por verdaderas urgencias hacían el viaje a ratos arriba a ratos empujando y no pocas veces hasta esperando que bajaran los ríos para poder pasarla.

No me acuerdo si hacía el viaje cada semana o cada quince días, la cosa es que cuando se oía venir el comando con su rechinar de fierros y su motor tosijoso corríamos a la plaza. Nosotros por el correo, otros a recoger algún encargo o a recibir a parientes y la mayoría nomás a curiosear.

Después de sabrá Dios cuantas horas y peripecias bajaban aquellos infelices muy lentamente, con las coyunturas entumidas y sacudiéndose casi con rencor aquel terregal que los acartonaba.

El primer camión que me tocó como cobrador fué el número ocho. Camioncito guajolotero de los que tenían la parrilla para la carga arriba y los asientos de los pasajeros y el chofer eran de tubo y madera forrados de cuero y rellenos con pelos de las peluquerías y hasta de crines de caballos.

Se me fué el espacio con el comando de Chon, luego sigo con lo de mi chamba de cobrador.

Don Isra..

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